Ya no estoy tan rota...

Ya no estoy tan rota...

Generalmente  en el instante que las personas mueren, te impacta la noticia, no lo puedes creer, entras en negación, te enojas, negocias, te permites sentir dolor por la ausencia y aceptas lo que es, lo que paso y que te ha cambiado la vida, pero que hay que seguir.




Mi duelo comenzó hace ya más de 5 años, visita al neumólogo, a mi madre le dicen el diagnostico "fibrosis pulmonar" es devastador cuando te dicen que es una enfermedad que no tiene cura, causas: exposición prolongada al humo generado por leña, exposición prolongada a laminas de asbesto, exposición prolongada a pinturas y solventes. Infortunio ser pobre y hacer lo necesario para salir adelante.

Mi mamá quedo huérfana a los 7-8 años, su padre se casa nuevamente y si ella quería ir a la escuela, tenia que dejar hechas las tortillas, en comal y si con leña, cuando logra irse de ahí, la nueva vivienda techo de asbesto y mi mamá pintaba casas, era nuestro sustento, resultado fibrosis pulmonar.

Entonces ahí en ese consultorio nos echan una cubetada de agua fría, no hay nada que hacer, irremediablemente el pensamiento que viene a mí es, se me va a morir mi mamá. Leí y leí todos los artículos que encontré en internet y solo descubro que es una enfermedad rara, que los mejores pronósticos dan 3 o 4 años con una calidad de vida regular y así es como comenzó mi duelo, el saber que mi madre tenía fecha de caducidad, el tiempo y la vida fueron benévolos, porque ella aguanto 5 años. No todo fue miel sobre hojuelas, un día que acudía a su revisión de rutina con el neumólogo, sorpresa ya no estaba el doctor que la había diagnosticado, estaba un chamaco de unos 35 años y sin el menor tacto, le retiro los medicamentos y le dijo: "señora no hay nada que hacer, no tiene caso que siga tomando los medicamentos, disfrute de su familia el tiempo que le quede" fue horrible para mi mamá porque ni cuando la diagnosticaron se acobardo, al contrario toda la buena actitud, positiva, entrona, fuerte como ella era y para mi fue sentir una impotencia, ¿Cómo un doctor puede tener tanta falta de tacto y empatía? Se supone que ellos ayudan a sus pacientes, los apoyan, los animan, les dan opciones. Mi mamá se deprimió, adelgazo hasta verse como una pasita, estaba en los huesitos.





Lulú







Afortunadamente acudimos con un neumólogo particular, el nos dio esperanza y (en sentido figurado) nos abofeteo, después de revisar el historia medico, revisar a mi mamá, muy serio se dirigió a ella y le dijo: señora esta delicada, pero de ninguna manera esta muriendo, hay tratamiento, no se va a curar como ya sabe, pero puede tener una calidad de vida muy buena, con los medicamentos, dieta y  cuidados. A mi me dijo: hija es un tratamiento un poco caro, pero te aseguro que tu mami puede vivir más tiempo y pasarlo bastante bien, háblalo con tus hermanos. Obviamente no había nada que hablar, la respuesta era ¡SI! Así seguimos 3 años más. El Dr. Rogelio me regalo, nos regalo 3 años más con mi mamá, ¡GRACIAS!




Que curiosa es la vida y como escucho una y otra vez que se cierran círculos, no lo había entendido. Pero el 26 de febrero de 2021, comencé a romperme en  pedazos.

 La semana previa al 26 de febrero de 2021 mi mamá tuvo un resfriado, Para ella una tos o una gripa se podía fácilmente volverse neumonía. Fue al doctor tomo sus medicamentos, ella era la mejor paciente, respetaba al pie de la letra la dieta, los medicamentos, los suplementos alimenticios, los ejercicios. Pero esta vez la infección no cedió, fue empeorando al pasar de los días Lulú, mi mamá entro al hospital por insuficiencia respiratoria (originalmente no llego por covid, fue por su fibrosis) llegamos al hospital, por urgencias no, por admisión general, sino puede respirar tiene que pasar por el triaje de covid-19 minutos infernales, mi mamá ya no podía caminar, mi hermano se quedo en la banqueta abrazando a mi mamá y corrí a buscar una silla de ruedas, no tenían ninguna y una señora que estaba esperando saber de su familiar accedió a prestarme la silla que tenía, no se cual era mi semblante, la señora me dijo llévatela, solo atine a dejar mi credencial de elector, corrí hacia mi mamá para poder llevarla a triaje-covid, entramos y no había médico de guardia, entre por cuanta puerta encontré para que atendieran a mi mamá, ella se desvanecía y le costaba mucho respirar, finalmente alguien llego y le pusieron oxígeno, ella tenía mucho frío, mi hermano y yo la tapamos, le sobamos sus pies, agarramos sus manos, le bese su cabeza... Cuando finalmente la admitieron y dieron un diagnostico, nos dijeron solo le funciona un pulmón y el otro esta solo al 10% se quedo internada 17 días.

Estuvo internada, en el mismo piso que pacientes covid (lamentablemente para ella y para nosotros) en todo momento estuvimos al pendiente de ella, la medicaron, la fiebre cedió, la tos no se le quitaba, se estabilizo, le dio fiebre otra vez, los doctores dijeron que tramitáramos el oxígeno, mientras todo esto pasaba logramos pasarle un teléfono, no podíamos verla, le marcábamos pero no entraba la llamada de modo que cuando ella tenía la suficiente fuerza se levanta y se aproximaba a la ventana para poder llamar ella...

La saludaba, le preguntaba: ¿Cómo estas? ¿Ya comiste? ¿Sigues con fiebre? ¿Ya pasó el médico de guardia, qué te dijo? ¿Qué necesitas que te lleve? y después yo la ponía al día de lo que pasaba afuera, que hacían hijos, sus nietos, al 3er o 4to día aproximadamente, avisamos a sus amistades ya que no tenía familia, fuera de sus hijos y nietos. Asombrosamente toda la gente a la que le avisamos, estuvo al pendiente, llamaban, whatsApp, plegarias... Es cierto que cuando das lo mejor de ti, cuando das amor, cuando haces un favor a un desconocido, cuando compartes de tu propio plato de comida, cuando te preocupas y ocupas de personas que ni siquiera son de tu familia, todo ese amor regresa a ti. Bien dicen que cuando haces un favor las personas tal vez no lo recuerden, pero la vida si. En esos días casi diario estaba por el hospital para dejarle agua, papel, le pudimos pasar cartas y dibujos de sus nietos y de su amiga Rosa, eso la mantenía con buen animo, en las llamadas por teléfono, le decía: te mandan saludos; la señora Herme, Chayo, Isabel, Ena y sus hijos, Omar, Rosa, Pilar, Erika.

Nunca nos sentimos solos, siempre había alguien al pendiente. Mi mamá estaba de buen animo, en la primera llamada su mayor preocupación eran sus plantas, su gran amor ¿Ya regaron mis plantas? ¿Hirvieron mis frijoles? -Si mami, ya, no te preocupes, descansa, recupérate para ya irnos a la casa- Mediante trabajo social nos llamaban o yo  pasaba a preguntar que necesitaba mi mamá, lo llevaba, en una bolsa transparente, rotulado con su nombre y su número de cama  340.

En la segunda semana ya casi lista para irse, estábamos cantando victoria, yo prepare arroz, frijoes negros, tortitas de pollo con nopales en salsa verde, pique fruta, hice gelatina ,para que cuando mamá regresará a casa tuviera comida lista para calentar, que lástima ya no se pudo... finalmente que siempre no, tuvo fiebre y la retuvieron, hicieron pruebas, se contagió... Se peleó con el doctor, él la quería intubar porque estaba muy agitada, con dificultad para respirar, -No, no me va a intubar, todos a los que han  conectado se mueren, yo me voy a ir a mi casa - logró su objetivo, no la intubaron. Mi mamá siendo ella hasta el final. Lo más triste es que no pude sacarla del hospital, pedían un medico responsable del traslado, una ambulancia por nuestra cuenta, tener oxígeno en la casa, no teníamos nada de eso y aunque lo hubiéramos conseguido, no nos la podíamos llevar por el covid-19. 

El sábado 13 de marzo 2021, nos comunicamos mi mamá y yo, me dice que nos van a pedir una mascarilla, que estemos al pendiente,  porque nos van a llamar. Ya casi eran las 3:00pm, no nos llamaban, me fui al hospital y pase a trabajo social, ahí me dio instrucciones el doctor, corrí fui de un lado a otro no encontraba la mascarilla, comenzaban a cerrar los negocios, se hacia tarde, al teléfono con mi hermana, ella buscaba direcciones, mientras que yo corría de un lado a otro con la esperanza de encontrar la mascarilla, el tiempo avanzaba sin cesar y la desesperanza se aproximaba poco a poco, nunca me había sentido tan pequeña, tan vulnerable, tan impotente, tan inútil.

Se me vino a la mente el grupo de WhatsApp que tengo con mis compañeros del CBtis 29, les pedí ayuda, explicando que necesitaba y a los 2 segundos ya me habían contestado... ah que alivió en medio del caos y la incertidumbre, tuve por un momento paz y alivio. A los 5 minutos mi papá me llamo, ya iba de camino al hospital, parada en el anden del metro Plaza Aragón, me derrumbe, me deje caer sobre mis pies, con las manos cubriendo mi rostro llore amargamente, el estar rodeada de gente y sentirme sola, la verdad es que nunca sabes cuan grande es tu fortaleza hasta que la vida te pone a prueba. Al fin llego mi papá con la mascarilla, corrí a dejarla en trabajo social, le marqué a mi mamá para decirle que se la pondrían en cuanto la entregaran a enfermería, me dijo: dile a tu papá que muchas gracias por ayudar y yo le respondí estamos al pendiente en todo momento, lo que necesites a la hora que sea llámame, te queremos mucho, échale muchas ganas para que ya te vallas a la casa.

El domingo 14 de marzo de 2021, tuve la ultima conversación con ella, lo más difícil que he tenido que hacer en mi vida, de la platica normal, de la patica de rutina pasamos en un instante a despedirnos... Con todo el dolor de mi corazón, le dije: lucha con todas sus fuerzas, aférrate a la vida, te amo profundamente, que para mi eres la mejor mamá que me pudo haber tocado, pero que si en algún momento sientes que ya no puedes seguir, déjate ir, no  dejas ningún pendiente, no le debes nada a nadie, vete en paz, has dado lo mejor de ti y has luchado todo lo que has podido, te amo, descansa. Ella también me dijo: te amo, dile a tus hermanos que los amo, agradece a todos por estar al pendiente, cuídate. Esa fue la ultima vez que escuche su voz...

Por un tiempo me sentí culpable de "haberle dado permiso de rendirse" por mucho tiempo creí que había sido mi culpa que ella muriera, si no le hubiera dicho eso, tal vez ella seguiría aquí, con el tiempo y la terapia entendí que se fue cuando tenía que irse, no antes, no después, que tal vez fue lo mejor, tal vez si estuviera hoy aquí estaría atada a su cama con un tanque de oxígeno, solo con el 10% de un solo pulmón, para ella eso no sería vida. Después de unos días comencé a entender que fue lo mejor. 

El lunes 15 de marzo de 2021 sonó el teléfono, contesto mi esposo, comencé a llorar,  lo supe inmediatamente... era mi papá para visar que ella se había ido.

Hugo mi esposo, hizo unas llamadas, al mismo tiempo saque copias e imprimí algunos documentos,  me acompaño a casa de mis papás, abrace a mi papá, fuimos al hospital, me forme, había mucha gente formada, la fila avanzaba lentamente, entre a trabajo social, me mandaron a la jefatura e doctores, camine, subí las escaleras y era como caminar entre nubes, no sentía el piso, no note los escalones, al llegar me atendió el doctor de turno, me dio una  breve explicación de como se había ido mi mamá, fue algo raro mientras el hablaba yo pensaba: ojala su mamá y su abuela hallan venido por ella y se fuera feliz, acto seguido me leyó los datos generales de mi mamá, de estar correctos solo quedaba firmar el acta.

Martes 16 de marzo de 2021. Feliz cumpleaños a mi... Fui al hospital a identificar el cuerpo de mi mamá. Llegué nuevamente a trabajo social, mientras estaba formada un señor peleaba con una doctora, escuche, el señor alegaba que hicieran lo posible por no amputar la extremidad a su familiar (paciente diabético con piel necrosada) la doctora le explico pacientemente que ya habían hecho lavado quirúrgico y que desafortunadamente tenían que amputar... el señor no entendía que no era opción, que eso era necesario para salvar la vida de su familiar, mientras a mi me invadía el coraje y la impotencia ¡lo que mi madre hubiera dado, por que esa fuera una opción para ella! ¿Qué grado de descuido tuvo ese paciente para llegar al extremo de que se pudriera su carne? Ese sentido de injusticia, mi madre fue la mejor paciente, hizo todo lo que debía hacer, cuando la diagnosticaron le privaron de muchas cosas, entre ellas el café, se privo del café por 5 años ¿valió la pena? ¿por que otros pacientes, no se cuidan, por qué no los cuidan? No lo entiendo... Mientras esperaba a que llegará la carrosa de la funeraria, cuando al fin llegaron, me mandaron al anfiteatro, me dieron un traje de protección, espere, me explicaron que solo tendría unos instantes para reconocerla, movían gavetas, leían etiquetas, finalmente me pidieron aproximarme para identificarla, la vi a través de un cristal, fueron unos segundos, parecía dormida, se veía tranquila, serena. Se la llevaron y no pude decirle nada, solo asentí con la cabeza cuando me preguntaron ¿es  ella tu mamá, Ma. Lourdes Sánchez Gómez? acto seguido firme su salida del hospital. Subimos a un taxi, mi hermana, su pareja y yo y seguimos la carrosa, al llegar solo pudimos ver a la distancia el ataúd y decir: te amo, buen viaje, hasta la siguiente vida.


Esperando que llegarán los servicios funerarios


Como mi mami murió por Covid-19, no tuvimos opción, tocaba incinerarla. Llegaron mis hermanos, mi papá, mientras esperábamos, recordamos viejos tiempos, hablamos de muchas cosas de las cuales ya ni me acordaba, anécdotas de la infancia: por un rato volvimos a ser los niños de papá y mamá, hablamos y hablamos, lloramos de risa y también de sentimiento, nos fuimos a almorzar, dijeron que nos llamarían más tarde. Caminamos hacia el mercado, comimos, recibíamos llamadas, las personas no daban crédito, apenas vi a tu mami, se veía muy bien, los acompañamos en su dolor, estamos con ustedes... lo que se les ofrezca. Y no sé ¿Si estaba en shock o simplemente ya había trabajado este momento en el subconsciente? Que todas esas palabras, las condolencias, era como si se lo dijeran a alguien más y no a mi. Aparecieron viejos conocidos, consternados con la noticia, algunos no sabían sin debían hablar o no, todos esos mensajes, esas llamadas, esos WhatsApp fueron un apapacho para mi alma. Regresamos al crematorio, llegó mi esposo, esperamos, un poco más tarde, nos llamaron, todo había terminado, una de mis hermanas fue quien recibió las cenizas, lloro amargamente, todos lo hicimos, incluso mi papá que suele ser muy seco, dejo rodar las lagrimas por sus mejillas, nos fuimos a casa y ahí las personas comenzaron a preguntar: ¿Cuándo son los rosarios? ¿Va a haber misa?

Chayo, una amiga de mi mamá (su hermana de vida, decía ella) medio el pésame y me dijo: que bueno que tu mami ya esta descansando, físicamente ella ya estaba muy agotada, pero se hacia la fuerte por ustedes. Fueron palabras de dolor y de alivio, dolor porque mi madre nunca se quejo conmigo por estar cansada, alivio porque ya estaba descansando. Como dicen: las cosas pasan por algo y por algo también, no pasan.

Buscamos que comer, fuimos por pollos rostizados, mis hermanos me compraron un pastel, ya en casa preparamos tortas, partimos el pastel de mi cumpleaños número 41, sentimientos encontrados, un nuevo comienzo para mi, un nuevo año para volver a empezar, tener nuevos sueños, nuevas metas, agradecer lo que me dejo el cumpleaños número 40 y la tristeza de pasar mi primer cumpleaños como una huérfana...

Todos nos repartimos las tareas, flores, limpieza, comprar café, azúcar pan, rentar sillas. Llego mucha gente, ningún día estuvimos solos, vecinos, amigos, familia de Tlaxcala, amigos que aún y con el temor del covid-19 no me dejaron sola, hubo días que nosotros consolamos a la gente. Las personas llevaron flores, dieron dinero, hicieron oración, llegaban con más flores, con lucecitas (veladoras) galletas. El primer rosario terminó con una horade mariachi. al segundo o tercer día llego mi familia de Tlaxcala para acompañarnos, vino mi abuelita Lupita, me dio un abrazo reparador, unió un poco los pedacitos de mi corazón, mi tío Hugo nos entrego según las tradiciones del pueblo una veladora encendida y dijo: estamos aquí para acompañarlos, le traemos una lucecita a tu mamá para que llegue con bien al cielo. Ese mismo día me acompaño un rato mi suegra y mis cuñados, 

Terminó el novenario, la maestra Ena y la maestra Pilar hicieron una misa en honor de mi mamá, el padre nos dio palabras de aliento, levantamos la cruz, terminamos con 2 horas de mariachi y fue todo, mis hermanos, mi papá y yo pasamos los días tristeando y riendo, platicando por largos ratos, alternado con largos silencios... eso fue todo, todo termino y la vida sigue y sigue y no espera a nadie.

                       
Maestra Ena ala izquierda, Lulú a la derecha.


Lulú a la derecha, maestra Pilar al centro.



Pasaron los días, las semanas y de vez en cuando quería tomar el teléfono y preguntarle a mi mamá como se hacia alguna comida o decirle lo traviesos que estaban los chicos, obviamente al darme cuenta de mi estupidez, terminaba llorando. El cuestionamiento constante de ¿Estuvo bien llevarla al hospital? ¿Por qué no pude llevarla de vuelta a su casa?   Con el tiempo los días comenzaron a transcurrir iguales, solo cambiaba el fechador pero para mi en mi cabeza ya todo era exactamente igual, estaba más gritona que de costumbre, muy irritable, hubo días en que mi única preocupación era que mis hijos comieran, nada estaba bien, lloraba a escondidas, durante mucho tiempo fingí estar bien, no lo estaba.

Mi hija mayor resulto muy afectada, por la perdida de su abuelita Lulú, ella es la primera nieta en mi familia, eran cómplices, amigas compañeras de juegos, confidentes... sumando adolescencia y mi neurosis, pidió ayuda terapéutica, después de un tiempo la terapeuta me dijo que yo debía tomar terapia, porque en la medida que yo estuviera bien mis hijos también lo estarían y obviamente uno como quiera, ¿Pero las criaturas? Me agarre los ovarios, me envalentone... y aquí estoy, menos rota.


Ha sido un trabajo muy intenso, es duro vivir en negación o mejor dicho estar sobreviviendo, estar reprimiendo las emociones, estar enojada, triste, sin tener sentido de pertenencia, sin poder estar a gusto en ningún lado. Cuando entre a terapia fui con todo, con la convicción de demolerme completamente para reconstruirme de cero, fue muy duro, para mi fue como parir sin anestesia,  algo así como no encontrar por donde empezar a armar un rompecabezas de 3000 piezas, pero una vez que comencé nada me paro, ni la incomodidad, ni el miedo, ni la incertidumbre. Hoy estoy de regreso, estoy de pie aceptando el proceso natural de la vida, estoy consiente de que en mi no quedo nada por hacer hacia mi madre, estoy tranquila con el deber cumplido, hice lo que debía hacer y siempre actué desde el amor.

Yo me quedo con tu sonrisa.









P.D. Somos 4 hermanos y ella fue nuestra madre, pero fue una madre diferente cada uno de nosotros, por nuestras personalidades y por el orden en que nacimos. Esta es mi versión de lo que a mí me paso, de lo que nos paso a mi madre y a mí.

                                                                                                                                  YMatlalcuatziSánchez

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