No te dejes morir.

Damos por hecho que las cosas y las personas estarán ahí, esperando por nosotros para cuando tengamos tiempo, damos las cosas por sentado y en un abrir y cerrar de ojos las cosas cambian. Postergamos como si fuéramos dueños absolutos del tiempo, cuando en realidad no tenemos certeza de nada, el tiempo es tan relativo que contamos los minutos cuando estamos en una clase aburrida, o en una junta de trabajo que parece no tener fin y las horas pasan rápidamente cuando estamos en compañía de los amigos, de los amores, de nuestros pasatiempos... Al mismo tiempo dejamos de hacer cosas porque esperamos la aprobación de quienes nos rodean, por miedo a equivocarnos o simplemente porque no creemos ser merecedores de cosas nuevas, cosas buenas. Al acobardarnos, morimos un poco, un mucho, vamos matando de a poco nuestro espíritu, va mermando nuestra alegría por vivir, cuando nos quedamos con las ganas de un café, un dulce, una comida, nos amargamos, cuando tratamos de ayudar a quien no quiere ...