Sigamos siendo niños.

Conforme vamos creciendo pareciera que se nos va olvidando el niño que llevamos dentro, se nos olvida reír, soñar, disfrutar el momento, la vida adulta poco a poco va sepultando esa parte soñadora y tierna que todos seguimos teniendo pero  que se nos olvida en ocasiones por completo.

Cuando nos convertimos en padres, el infante en nuestro interior comienza a despertar y en ocasiones lo dejamos salir, ojala y lo dejáramos fuera por el resto de nuestras vidas, ser padre o madre es la oportunidad de volver a ser niños, a jugar, reír, ilusionarnos y ser felices porque sí, sin más, sin ninguna explicación, es interesante como recordamos cosas, tenemos la oportunidad de  reaprender y otras tantas oportunidades de adquirir nuevas experiencias...

Las nuevas generaciones y la generación a la que yo pertenezco tienen un mundo de diferencia y si, ya lo sé, pareciera que lo viejo siempre ha sido por mucho mejor, aunque estamos en una era tecnológica, no les envidio nada a mis hijos, pues yo fui de las niñas que salían a jugar a la calle sin problema, en las vacaciones solo entraba a mi casa a comer para después salir y seguir jugando, no había dispositivos electrónicos, no alcanzaba para una antena parabólica y tener tv de paga, todavía tome agua de la llave sin temor a enfermarme, no había tantas golosinas como hoy en día, el refresco solo era los domingos y solo era un vaso chico para cada quien, la ropa la heredábamos a los hermanos más pequeños, saludábamos a nuestros mayores, los maestros nos reprendían y si era así... así nos iba en la casa, recuerdo como mi madre nos dominaba con únicamente con la mirada, nunca me paso por la mente cuestionar a mis padres (al menos cuando pequeña) ya de adolescente fue otra historia...

Ahora con la educación respetuosa y no castigarlos para no traumarlos... En fin no ahondare en el tema, porque pienso que cada quien hecha a perder a sus hijos como mejor puede, pero lo que si admiro de los niños de antes pero sobre todo en los niños de ahora, es que cuestionan, dicen lo que piensan, ¿Qué? ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Quién? ¿Para qué? son seres super inteligentes y si estás dispuesto a escuchar y sobre todo tienes la disposición de aprender te puedes llevar una muy grata sorpresa, platicando con mi hijo pequeño, hay ocasiones en que se acerca para que le resuelva una duda y aunque trato de contestarle lo mejor que puedo muchas veces me quedan nuevas dudas que me hacen darme cuenta que no se nada... Lejos de ponerme triste, me alegra saber que tengo tres maestros de vida, que no permiten que me duerma en mis laureles, ellos pueden tener las ideas más geniales, están retándome constantemente y aunque yo los cuido, ellos me están enseñando a vivir. Lo que si es cierto es que por más que se empeñen en enseñarme a jugar los videojuegos, ya estoy muy vieja para aprender, tratan de tenerme paciencia pero.. Soy muy torpe, Romi, le bajo la sensibilidad a los controles y de nada sirvió, en otra ocasión jugué con Diego "Ninjago" y no podía trepar las paredes, él amablemente me ayudaba, pero en su carita vi la frustración de que no podía jugar como él quería, de modo que he abortado la misión.

Sigo disfrutando de los columpios, los helados, girar sobre mis pies hasta caerme y ver como giran las nubes, me gusta sentarme en la ventanilla para admirar el paisaje, prefiero el postre a el platillo principal, he aprendido de mis hijos a estrenar en el momento, pues no hay que esperar una ocasión especial, tener aire en los pulmones ya es una ocasión especial, me gusta bailar y cantar, sigo disfrutando de los cuentos, Diego está leyendo un libro "Cuentos para niños que se atreven a ser diferentes. Por Ben Brooks" ahora en vacaciones tiene que leer 2 o 3 relatos, los termina y me plática, lo hace muy natural, se forma una opinión, tenemos platicas muy amenas, Sara por su parte contagia su emoción por sus clases de música, se pone tan feliz, disfruta reventando la batería, así como cantando, ella no tiene filtros, es honesta con todos, pero sobre todo con ella misma, no le importa la opinión de los demás, la verdad me gustaría ser como ella, Romi, aunque está en plena adolescencia y esta su búsqueda de identidad, me gusta que no se deja influenciar, tiene su estilo propio, diversifica a sus amistades, es tenas, y me siento orgullosa de la persona que es, aunque por momentos extraño a la niña que era, duele verla crecer, porque no es lo mismo curar unos cuantos raspones, que curar el corazón roto... Lo acepto, si duele ya no ser su mundo, es cuando pienso en todo lo que pasaron mis papás, pero es parte de la vida.

De modo que esto se mantiene interesante, me alegra que aunque el pellejo se esté arrugando, mis hijos no permiten que envejezca mi corazón y mi espíritu. Ha sido difícil dejar atrás algunas cosas de cómo me educaron a mí, abrazar nuevas formas, nuevos modos, pero lo que tengo en común con mis padres es que todo lo que hemos hecho en la crianza,  ha sido desde el corazón y si por error hemos fallado no ha sido de modo intencional. 

Todos los niños necesitamos escuchar, saber y sentirnos amados, respetados, contenidos, todos los días, escuchar que están orgullosos de nosotros, independientemente de nuestro físico, calificaciones, comportamientos, que somos únicos y excepcionales, que cada uno tiene sus propios talentos. 


Trenecito Chapultepec 


Casa de los espejos. Chapultepec.


YMatlalcuatziSánchez


P.D. Abraza a tu niño interior, sé el adulto que necesitabas cuando eras niño. Quiérete mucho. No te tomes todo muy enserio, al fin y al cabo todos nos vamos a morir, disfrutemos y seamos felices, no sabemos cuánto tiempo nos queda.

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