El deber cumplido.
Nunca notamos el trabajo que hacemos con nuestros seres queridos, la cuestión es que no es trabajo, porque lo hacemos desde el amor y no por obligación. Las personas a nuestro al rededor dan por hecho que es nuestra obligación, pero no se dan cuenta que es reciprocidad.
Hay un tiempo para dar, para cuidar, querer, amar, proteger y hay un tiempo para recibir, se da de forma natural, solo tenemos que agradecer el tener la oportunidad de corresponder el amor que nos dieron, porque esas develadas cuidando a un enfermo, esa sopa de pollo cuando te resfrías, la llamada o mensaje para preguntar ¿llegaste bien? llegas y tu ropa esta limpia o doblada, un "te compre tu pan" un beso y un abrazo inesperado, un te extraño, me hiciste falta, me paso algo increíble y tenía que contarte... son diversas formas de decir: te quiero, te amo, eres importante para mi.
Tantas cosas que se dan por sentadas y son tan cotidianas que el afecto pasa desapercibido, pero ahí esta, cuando estas con una persona da todo de ti y despídete bien, no sabemos cuando será la última vez, no te quedes con ese sentimiento, "el hubiera... hubiera" no tiene sentido, el hubiera, no existe.
Cuando las personas se van a su última morada, cuando vuelven a la tierra, cuando regresan al universo y nos quedamos en paz, muchas personas no lo entienden, ¿cómo podemos estar tan tranquilos? suelen preguntarse ¿qué le pasa? ¿acaso no le duele? porque esa parte final es lo único que ven, no ven todo lo que paso previo al adiós, nos encontramos así porque tenemos la satisfacción del deber cumplido, hicimos lo que teníamos que hacer, cuando debíamos hacerlo, no nos quedamos con nada en nuestras manos y/o corazones, lo dimos todo, no hubo nada que no hiciéramos, estamos agradecidos por el tiempo concedido, por haber tenido la oportunidad de despedirnos, de haber recibido y dado amor...
Y aunque en apariencia estamos bien, alguna vez llega la nostalgia y no es por los que ya no están, yo, extraño como sentía cuando ellos estaban, la vida era menos difícil, todo parecía mas sencillo, lo difícil de la perdida es aprender a vivir sin las personas que eran nuestro hogar, nuestro lugar feliz, como dice la canción: no me enseñaste a vivir sin ti. Para mí lo más duro han sido las 1ras veces, las navidades, sus cumpleaños, los días feriados, los aniversarios o las veces que ha pasado algo bonito y el primer impulso es marcar su número para contarles y de repente ríes y lloras porque recuerdas que ya no están.
Ya estamos a mediados de octubre y en todos lados ya comienzan a adornar para el día de muertos, las hojas de los árboles comienzan a caer, junto con ellas algunas lagrimas, pero también sonrisas, comienza la mejor temporada del año, al menos para mí.
Solo me queda decir, despídete bien, porque tal vez no hay después.
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Soltar no es decir adiós, sino gracias. |
YMatlalcuatziSánchez.
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